
Las 10 claves principales del informe "El futuro del trabajo", elaborado por el Consejo Económico y Social (CES) de España
El Consejo Económico y Social (CES) de España ha presentado el informe «El futuro del trabajo». Éstas son algunas de sus principales conclusiones:
1. Existe preocupación, incertidumbre y expectativas crecientes por el futuro del trabajo en la mayoría de las sociedades, con diferencias según el grado de industrialización y desarrollo de los países, que vienen impulsadas por el impacto esperado de grandes tendencias mundiales, no nuevas pero que están experimentando una aceleración notable, y que se concentran en diversos ámbitos.
2 El futuro del trabajo se va a ver determinado por varias macrotendencias económicas y sociales y desde luego por un amplio rango de políticas que deberán articularse por las instituciones internacionales y los gobiernos, en múltiples niveles de toma de decisiones que remiten a la idea de gobernanza global.
3. Uno de los grandes desafíos reside en cómo gobernar esta transición en términos de políticas a adoptar y cómo, en el ámbito de una estrategia global, se sitúa el marco de política económica, que debe promover la eficiencia económica y reforzar la competitividad para garantizar un crecimiento inclusivo creador de empleo. La competitividad de los países dependerá cada vez más de su capacidad para desarrollar ventajas comparativas en este nuevo escenario y requerirá del apoyo de políticas que favorezcan dicho esfuerzo competitivo.
4. La transformación en que está inmerso el mundo del trabajo debe formar parte de este marco a través de un enfoque que aborde todas las dimensiones —económica, de capital humano y de I+D+i—, tanto en el ámbito supranacional como en los ámbitos nacionales, a través de estrategias país que asuman el futuro del trabajo y su transformación como un eje vertebrador de las políticas públicas, es decir, que vinculen la política macroeconómica y las políticas sectoriales con las políticas de mercado de trabajo.
A este respecto, hay que considerar las políticas dirigidas a la mejora de las infraestructuras, la garantía de acceso a las tecnologías y la innovación, el potencial del sector industrial, el funcionamiento eficiente del sistema financiero y crediticio o la mejora de los sistemas educativos y formativos. Apostar por un conjunto de políticas que, no estando orientadas directamente al mercado de trabajo, contribuirán a crear empleo y, por tanto, a reducir las repercusiones en los mercados de trabajo de los cambios a nivel global, con una mayor disposición para aprovechar las oportunidades generadas por la globalización y los avances tecnológicos.
Por todo ello, el CES entiende que, en el marco de las estrategias globales de crecimiento económico, se deben plantear políticas públicas en sentido amplio, que generen empleo, que fomenten la innovación y su difusión, que mejoren el sistema educativo y formativo, que refuercen la empleabilidad de los trabajadores y la competitividad de las empresas y que promuevan la cohesión social y territorial, la igualdad de oportunidades y la equidad.
5. Al igual que el futuro del trabajo ya no puede concebirse desde una perspectiva estrictamente nacional, la oferta y la demanda de trabajo requieren ser consideradas en el marco de la globalización y de la apertura mundial de las economías. Cualquier reflexión sobre la evolución de la oferta de trabajo debe tener en cuenta la conjunción de factores demográficos, educativos y de cambios culturales y en el sistema de valores que ya se entrevén y que marcarán el tamaño y las características de la oferta de trabajo en el futuro.
Igualmente, es obligado considerar las repercusiones de esas tendencias mundiales en la demanda de trabajo, dado el peso creciente de las cadenas globales de valor, los requerimientos del cambio climático o la aceleración de los procesos de digitalización y automatización.
6. Al margen del tamaño de la oferta de trabajo en el futuro, parece claro que la diversidad será una de sus principales características, lo que plantea importantes retos tanto para la cohesión social como para alcanzar el objetivo de impulsar al máximo la participación laboral en igualdad de todas las personas.
7. También hay que tener presente que las mujeres componen la mitad de la fuerza de trabajo mundial, por lo que resulta especialmente importante no perder de vista la perspectiva de género y la necesidad de mayores esfuerzos para extender la igualdad entre mujeres y hombres en todas las esferas de la realidad social.
En este sentido, desde CES inciden en que en el ámbito del trabajo, se requiere mayor flexibilidad a favor de las personas trabajadoras, de modo que tanto hombres como mujeres puedan conciliar su vida laboral, personal y familiar, aprovechando el potencial que brindan las nuevas tecnologías y previniendo sus eventuales riesgos, para lo cual resulta deseable que la negociación colectiva continúe impulsando medidas en este terreno.
8. En cuanto al talento, en el proceso de competencia global por el talento, en algunos países la oferta de trabajo podría verse reducida al emigrar hacia otros lugares los profesionales con buenas cualificaciones, aunque parece que la “fuga de cerebros” solo representa un problema serio para muy pocos países. En cambio, algunos problemas de oferta a lo largo de las próximas décadas pueden venir de la mano de la jubilación de una parte importante de los trabajadores de determinados sectores estratégicos con requerimientos muy específicos en materia de cualificación, como la docencia y el sector sanitario y de los servicios sociales.
9. Muchos países han hecho importantes esfuerzos en aumentar la proporción de graduados en STEM (Ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas), a la vista de las tasas de empleo más altas de que se benefician estas carreras, por su papel impulsor de la innovación y el crecimiento y anticipándose a la mayor demanda de las mismas que se vaticina para el futuro. Cabe recordar que estas carreras, por su fuerte componente tecnológico, son también las más expuestas a la competencia en el mercado de la oferta de trabajo global, donde algunos países asiáticos lideran la concentración de graduados en esas titulaciones.
10. Sin embargo, y pese a lo anterior, cada vez más se hace hincapié en la diversidad de competencias junto con una buena base de competencias tecnológicas genéricas. Así, el desarrollo del pensamiento crítico, la capacidad analítica, la creatividad, habilidades de trabajo en equipo y, en general, las competencias no cognitivas se perfilan como muy relevantes para el futuro, con lo que las disciplinas de artes y humanidades seguirán siendo importantes, si bien resulta primordial superar la tradicional dicotomía entre Ciencias y Humanidades.
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